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Baile

21-12-2o09
Cómo pasarla bien en la milonga (parte II)
milonga tango
Segunda y última parte de los consejos -relativos- para acercarse a bailar a una milonga. Actitud, relación en la pista, ubicación, cómo sacar, qué política seguir una vez abrazado. Estrategias que pueden conducir a la felicidad (o algo así).
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11) ¿Cómo conviene prepararse físicamente?
Hablando de lo concreto (nuestra pilcha, para las mujeres además arreglos como la bijou y el maquillaje), arreglarse considerando nuestros gustos pero también el medio en el que vamos a presentarnos. Esto no quiere decir que si vamos a un lugar formal necesariamente nos vistamos formales pero habrá que saber que si desentonamos vamos a llamar la atención. Oler bien o no oler a nada. No es agradable acercarse a alguien que tiene olor a transpiración o a sucio, menos abrazarse. Esta es una falta en la que solemos caer más los varones que las mujeres. Llevar el pelo corto o recogido. El pelo demasiado extenso o anárquico puede complicar la visión y/o causar picazón en la cara del compañero/a.

12) ¿Dónde conviene sentarse?
Siempre convienen las mesas cercanas a la pista y, mejor todavía, si están cerca de un ángulo de la pista. Además de poder ver bien el baile, uno tiene desde allí un campo lo más amplio posible para cruzar miradas con futuros compañeros/as de baile y no es tapado a la hora de los shows. Las mesas cercanas a la entrada, a los pasillos y al baño también tienen sus ventajas, por la posibilidad de "fichar" a todos los presentes al menos una vez en la noche. La barra es una buena alternativa para los que van solos.

13) ¿A quién sacar a bailar?
Cada uno sabe con quien le gustaría compartir los tangos pero para saber cuánto baila cada uno no hay más que observar cómo se desempeñan los demás mientras uno no baila. Otros indicios a tener en cuenta son cuántos conocidos tiene una persona que recién llega o qué calzado usa (en el caso de las mujeres, el cambio de zapatos puede revelar una sofisticación que los principiantes no suelen tener).

14) ¿Qué hacer cuando uno duda entre bailar o no con alguien?
Invitar cuando está promediando la tanda, que suele ser de 4 tangos. Así, uno bailará sólo la mitad de la tanda. Si te fue bien, podés reincidir más entrada la noche y si te fue mal, no sufriste tanto porque fueron sólo un par de tangos.

15) ¿Cuándo sacar a bailar?
Para aprovechar al máximo la tanda y reducir las posibilidades de que otro nos gane de mano, conviene invitar apenas empieza la tanda. Unos segundos después, los mejores bailarines y bailarinas ya están ocupados. Hay gente que, inclusive, reserva compañeras/os para determinada tanda.

16) ¿Qué música bailar?
A poco de empezar a escuchar (pero más si hace mucho que escuchamos tango) vamos formando nuestras preferencias musicales. Estar atento a las orquestas que más nos gustan, lo mismo que a la llegada de las milongas y los valses. Simultáneamente, encarar las músicas que a uno le resulten más accesibles. Las que no nos gustan o que nos resultan muy complejas es preferible evitarlas, al menos en los primeros tiempos.

17) ¿Por qué zona conviene bailar?
Si uno se siente seguro, con cierto recorrido por las milongas, puede bailar por los bordes (zona de más exposición y mejor nivel de baile). Si no, conviene andar más por el centro de la pista, donde no es tan grave chocarse con otra pareja. En cualquier caso, seguir siempre un camino recto dentro de los "símil carriles" que se generan. Esto es: no cruzarse para no molestar al prójimo.

18) ¿Cómo deshacerse de un compañero/a?

En la milonga hay una palabra mágica, sinónimo de "no quiero bailar más" y es ... "gracias". Hombres y mujeres deberíamos animarnos a pronunciarla cada vez que deseamos volver a la mesa. Bailar por compromiso, sin disfrutar de lo que estamos haciendo, no tiene demasiado sentido. Y el que escucha esa palabra debería bancársela siempre con dignidad, tratando de ponerse en el lugar del otro o pensando que tal vez mañana sea uno el deseoso de interrumpir la danza.

19) ¿Conviene ser habitué de un lugar o ir probando?

Conviene ser habitué porque uno conoce a los demás habitués y, por ende, puede llegar a sentirse identificado con un lugar. Simultáneamente, hay que saber darse cuenta cuándo no estamos a gusto en un lugar para buscar nuevos rumbos.

20) ¿Hasta qué hora quedarse?
Esa decisión dependerá mucho de la hora en que uno llegó a la milonga, del cansancio que tiene ese día, de qué tiene que hacer al día siguiente y a qué hora. Así y todo, recomiendo tratar de quedarse hasta el número artístico que suele haber en las milongas (por lo general una exhibición de baile o alguna presentación de música en vivo), no sólo por lo interesantes que suelen ser sino también porque uno aprovecha mejor el dinero invertido en la entrada. Esos shows suelen ofrecerse entre las 0.30 y las 2.30.

Bonus track: ¿Cómo prolongar la relación efímera del baile?
Entre un tema musical y otro hay un período de entre 5 y 10 segundos en el que no se baila; el abrazo se rompió pero todavía no se volvió a armar. Es un segmento clave, en el que el tiempo, de tan escaso, se torna valiosísimo. Ahí se pueden hacer comentarios o preguntas estratégicas que nos procuren información pero, como no hay margen para subsanar errores, hay que ser contundente y al mismo tiempo cuidadoso. Por otro lado, al terminar la tanda se puede invitar al otro a la mesa propia o preguntar sobre la posibilidad de sentarse en la mesa del otro. No es fácil pero tampoco imposible, sobre todo en las milongas más informales o en las prácticas.

Si los horarios de éxodo de ambos son similares (según datos que nos habremos ocupado de conseguir), sugerir la posibilidad de irse juntos, así sea en algún transporte público, es otra posibilidad. Desde ya que si uno dispone de auto, ofrecer llevar a la casa o "acercar" es un recurso que paga. Como en cualquier otro ámbito, llegada una hora avanzada de la noche, también se estila invitar a tomar algo "a otro lado". Es posible que los habitués de una milonga prefieran retirarse antes o después para evitar comentarios suspicaces de los otros habitués.

Por último, en las milongas también rige la clásica alternativa de pedir un teléfono o un mail. De nuevo, conviene hacerlo en forma lo más disimulada posible como para no comprometer demasiado al otro (o a uno mismo, en caso de que busquemos cierta discreción). Como en tantos otros campos, nuevas moralejas surgirán noche a noche producto del ingenio, la audacia y el antiguo método del "ensayo y error". Por eso mismo, ¡manos (y pies) a la obra!

 
Consejos: Carlos Bevilacqua
 
Leer Como Pasarla bien en la milonga (parte I)
 
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Sebastian LinardiExtras
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