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300 años de Montevideo: 20 tangos y tangueces que dibujan a la ciudad

Fotos: gentileza Greta Scholderle Moller

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300 años de Montevideo: 20 tangos y tangueces que dibujan a la ciudad

Para celebrar los tres siglos de «esta mujer filosa e impredecible», una selección de 20 tangos y canciones rioplatenses que le cantan a Montevideo y a sus espíritus.

✒ Por José Arenas
🇺🇾 Desde Uruguay

Montevideo está cumpliendo 300 años. La “muy fiel y reconquistadora”, que ganó este mote a fuerza de su capacidad de traición, lleva tres siglos desplegando su impertinencia en una de las orillas del Río de la Plata.

Fea, descolorida, maloliente, amada, notable, voluble como un beso de amor, la ciudad crece y crece como una flor engañosa en la orilla del estuario barroso.

«Quizá los uruguayos le dejamos caer nuestra maldición de paisito mezquino»

Quienes la habitamos no podemos evitar concordar con Felipe Polleri (el gran escritor del anti-Montevideo) en que nos tiene apretados en su “pico de gaviota sucia”. Pero para contrarrestar nuestra resignación, mientras los vestigios de una ciudad de arquitectura inigualable va alrededor cayendo en manos de la piqueta que mentó Victor Soliño en los años ’30 y que no ha parado, están sus visitantes que, de algún modo que no se entiende del todo, la ven tierna, atractiva, sutil, seductora y, por si fuera poco, generosa.

Quizá los uruguayos le dejamos caer nuestra maldición de paisito mezquino de tal manera que la ensuciamos de gentilicio surero. Por suerte para “la coqueta”, vienen otros a salvarla.

En el tango y en las tangueces su espíritu ha sido mucho menos retratado que el de su hermana bonita y bien casada, Buenos Aires. El alma del tango le cantó mucho más a la ciudad porteña y, muchas veces, los poetas que levantaron su pluma para hablar de Montevideo lo hicieron en páginas banales u olvidables.

Para celebrar los tres siglos de esta mujer filosa e impredecible, aquí una selección de 20 tangos y canciones rioplatenses que la cantan a ella y a sus espíritus.

***

1) Montevideo (Al sur del sur)

Una creación de dos orillas. Raúl Garello musicalizó este poema de Andrés Tulipano y fue un regalo que, en el año 2000, le hizo la Embajada de Argentina en Uruguay a la ciudad de Montevideo en uno de los festivales Viva el Tango. En esa ocasión lo estreno la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires con la voz de Gustavo Nocetti.

2) Tango de Montevideo

Una obra de Jorge Alastra que construye un puzle de elementos fundamentales de la ciudad. Fue grabado por primera vez en el disco Baldosa floja (2013) del trío Malajunta.

3) A la ciudad de Montevideo

Una obra de Daniel Amaro, quien junto con el historiador e intelectual Carlos Maggi, inauguraron el concepto de “tanguez” en un disco simple de 1978 que tenía este tema de un lado y “Tanguez” del otro. Lo interesante del tema es que, a la vez que quien canta elige a la ciudad, no deja de verla como una suerte de “maldición”.

4) Tristecitas montevideanas

Jorge Bonaldi es otro de los trovadores que se aferran a la idea de las “tangueces”. Aquí en su clásico “Tristecitas montevideanas” mezcla la idea de las tristezas y las calles de la ciudad. Con un contenido social y político, describe un alma montevideana en un tiempo de revueltas sociales y resistencia.

5) Mi ciudad

Dino, un trovador del “rock milonga”, crea este retrato de una ciudad que no lleva nombre pero que su “echada sobre el río” delata la complicidad de una Montevideo que, en este caso, acompaña personificada al “yo”.

6) Montevideo, vos y yo

Miguel Ángel Pereyra crea este cuadro de una ciudad nocturna, sola, sin destino.

7) Esquina gris al sur

Alba San Juan, una autora casi secreta en el tango uruguayo, una voz silenciada por lesbiana con una obra destruida, deja este tango que estrenara, en principio, su amiga Elsa Morán, que habla de uno de los barrios más antiguos de Montevideo: la Ciudad Vieja. La versión es de la gran Adriana Lapalma.

8) Vereda abajo (Punta Carretas)

Vera Sienra, con su canción que siempre huele a tango, pone en el panorama de la música uruguaya una zona poco transitada por la literatura cantada de la trova oriental, Punta Carretas.

9) Náutico Club

El compositor y pianista César Zagnoli con su clásico instrumental atiende en homenaje a las zonas de Punta Gorda y Punta Carretas, lugares de ágapes para los tangueros de su grupo, algunos integrantes de la Parva Domus, otros, dandis que fueron sobreviviendo hasta la década del 70’.

10) Habanera del Monte VI

Retornando al origen onomasiológico de la ciudad, el Cuarteto Ricacosa, en su disco Gurí (2016), trae un ritmo antiguo y tristemente desusado, el de la habanera, para contar cómo el tango, la milonga y otras yerbas se fusionaron en el puerto montevideano en busca de la canción arrabalera. La composición es de Martín Tejera.

11) Palersur (de la Suite Ramblas)

La “Suite Ramblas” es una obra del bandoneonistas Néstor Vaz que, en cuatro movimientos, recorre el aire de las ramblas montevideanas desde Carrasto hasta La Teja. En este caso, «Palersur» es el tramo de la costa montevideana en que se siente la impronta del candombe que baja desde los barrios Sur y Palermo y que se traduce en este candombe instrumental.

12) Garufa

Como bien dice el poeta Ignacio “Nacho” Suárez, si hay algo que ha aportado el tango uruguayo a la historia del género, es el humor. Nacida con la impronta carnavalera de los cuplés y las canciones jaraneras y humorísticas, “Garufa”, de Fontaina y Collazo, es un claro ejemplo de la cosecha que dejaron La Troupe Ateniense y sus rivales. Aquí, el espíritu de un joven nochero a quien han visto frecuentando las “malas casas” de la calle San José.

13) Poeta al sur

El Sur, con su fantasmática simbología es un enigma en la literatura de estas latitudes. En 1972 «Nacho» Suárez en las letras y Yamandú Palacios conciben un disco de tangueces y canciones uruguayas que encierran muchos de los elementos montevideanos más cabales: sus resilientes, sus espacios, sus amores. Algunas de esas canciones se volvieron clásicos en la voz de Alfredo Zitarrosa. “Poeta al sur” es una de ellas. Con ese tangótico retrato del poeta, del versero montevideano, también es una semblanza de un amigo en común de los protagonistas, el poeta Enrique Estrázulas.

14) Las luces del estadio

El estaño, su bohemia al borde, es un clásico de un Montevideo que agoniza. Quedarse en un bar de “abierto toda la noche” es algo que ya casi no existe pero que fue costumbre de poetas, músicos y pensadores hace algunas décadas. La venida del sol era el trágico fin de la noche de divague. “Las luces del estadio” quedó como testimonio de esa bohemia entre el carnaval, el tango, el periodismo o la palabrería sin más. La música es de Jaime Roos, la letra es compartida entre Roos y Raúl Castro.

15) El murguista

Una de las composiciones más ambiciosas que hicieron Alberto Magnone y Horacio Ferrer fue la ópera “Dandy: el príncipe de las murgas”. Varios años antes de su estreno, el tema central de la ópera ya había sido grabado en el disco de tango-jazz “Química” de Magnone con un feat. imperdible que incluía la voz del Canario Luna.

16) Los hijos de Gardel

Montevideo, como dijo el poeta Líber Falco, es una “madre cruel” que, a veces, en muchas partes de su historia, expulsa a sus hijos. Los obliga a irse bajo el pretexto del hambre o la muerte. Allí aparece una ciudad perdida que, sin embargo, se añora a lo lejos con irracional nostalgia. Este tango con letra de Laura Canoura y música de Alberto Magnone, habla de eso.

17) Montevideo

En la década del 40 las orquestas típicas uruguayas mezclaban los tangos y milongas con marchas carnavaleras, pasodobles, tarantelas y otros ritmos. Romeo Gavioli, gran exponente de la música montevideana, interpretaba con su orquesta esta marchita que aún tenía esperanzas en una “tacita de plata” que se fue pudriendo con el tiempo. Cuando Alberto Castillo llevó consigo a varios músicos uruguayos para su etapa “candombera”, esta canción fue grabada bajo el nombre “En Buenos Aires”, y su letra trastocada decía “yo llegué a mi Argentina en una noche divina del 54”.

18) Paso Molino

Anclado durante años en El Prado, en Belvedere, o en el Paso Molino, Fernando Cabrera describió como nadie esa zona en este vals tan tierno como oscuro.

19) Milonga del árbol

Esta milonga de Los Hermanos Hernández hace un paseo por barrios montevideanos en décimas y con swing barrial de guitarra y fueye. Un canto que se pierde en una ciudad que va dejando de lado sus bordes y las parcelas barriales son una sola.

20) La música del bar

Con implicancias históricas, historias de amor, la canción de Garo Arakelián trae la frase de Rubén Juárez para cerrar esta selección: “Para mí esto es un tango”.

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